Claro de Luna

Publicado en por Xaura

- Mira - Quitó la gran capa negra que cubría el teclado, y dejó ver unas teclas tan blancas como la nieve. Las acarició suavemente. - ¿Crees en la magia?

Se sentó en la banqueta y posó sus manos sobre el piano, a unos milímetros por encima de él, sin llegar a tocarlo. Cerró los ojos y se mantuvo erguido, con la mirada hacia el frente y el ceño fruncido suavemente, como si durmiera sentado. Entonces bajó las manos y comenzó a moverlas sobre las teclas blancas y negras, como si sus dedos tuvieran un cerebro propio, una vida paralela totalmente desentendida de la persona que las sostenía. Su cara permanecía inmóvil, y por un momento me pregunté si realmente dormía.

No podría describir el sonido que emitía aquel instrumento. Por un momento el mundo entero desapareció. Todos mis sentidos se concentraron en uno. No veía, no respiraba, no sentía el aire a mi alrededor. Sólo escuchaba. No pude evitar cerrar también los ojos.

Pudieron haber pasado horas. Quizá sólo minutos, pero no volví a abrir los ojos hasta que la música cesó. Al abrirlos no estábamos en la misma habitación, de hecho, no estábamos en una habitación.

Podía ver el cielo, oscuro. Era de noche y la luna colgaba sobre nosotros. Bajo ella un gran lago, sobre el que se reflejaba su luz. Podía ver montañas a lo lejos, estrellas. Bajo nosotros se esparcían cientos de árboles y rocas.

Zeus seguía sentado en el piano, que se encontraba clavado sobre la tierra. Me costó disimular mi asombro:

- ¿Dó... dónde estamos? - Elevó la mirada y la dejó en la Luna, llena y brillante.

- ¿Conocías la obra?

- Sí, era Beethoven. Claro de luna.

- ¿Qué vez frente a tí?

- ¿Es un sueño?

- ¿Eres consciente de lo que pasa? - Asentí. - Es un ensueño.

- ¿Cómo has conseguido que los dos soñemos lo mismo?

- Muy fácil. He sincronizado nuestros niveles de percepción. El sonido me ha ayudado. ¿Te gusta?

- Me encanta.

 

 

Etiquetado en Narraciones cortas

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