En otro mundo

Publicado en por Xaura



Azul. Celeste. Amarillo. Blanco. Gris. Los colores difundían de una manera extraña ante mí mientras mi cerebro se despertaba despacio, curioso y desorientado, sin tener la más mínima idea de dónde se encontraba; de si encontraba en algún sitio. Poco a poco mis neuronas comenzaron a conectar de manera coordinada, hasta que, tras unos minutos de total desconcierto fueron capaces de crear una imagen con algo de sentido ante mis ojos: cielo.


Parpadeé un par de veces mientras mi cristalino se contraía para lograr nitidez en la profundidad. Pude apreciar decenas de aves que cruzaban las nubes dispersas, sin rumbo fijo.


Mis oídos también despertaron: alguien hablaba desde detrás a la par que sus pisadas se aproximaban. Parecía llamar a alguien. Pocos segundos después una sombra inmensa me cubrió.


 - Carla. - Aún no sabía de quien provenía la voz, nisiquiera me resultaba conocida, pero sabía que me hablaba a mí- ¿Estás bien?


"¿Por qué debería estar mal?" pensé. Al oir eso me preocupé: significaba que me habría pasado algo. Me incorporé asustada pero no, no notaba que me doliera nada, lo único que sentía en ese momento era confusión y desorden en mis sentidos. Entonces noté un dolor agudo a la altura de la sien que me hizo doblarme mientras me sujetaba la cabeza con la mano. El dolor se fue rápido y me dejó una fuerte sensación de mareo, quizá por haber intentado levantarme de una manera tan repentina.


La persona que me hablaba se había acercado más, puso su mano sobre mi hombro y, con tono tranquilo:


- Es normal que te sientas desorientada. Dudo que recuerdes siquiera dónde te encontrabas hace unos minutos. Pero no te preocupes, irás recuperando la consciencia. - La recordé; era Yure, por supuesto. - Es lo que tiene atravesar fronteras para entrar a otros mundos...


Sonrió, y entonces me di cuenta. Lo primero que había visto al despertar era el cielo, nubes, pájaros y un pequeño sol. Tras girar un poco la vista descubrí que no había nada más que eso: cielo, nubes, sol y... ¿pájaros?


El suelo era extrañamente blando, y al levantar el brazo noté la palma de mi mano húmeda. Después de un rato me di cuenta de que toda mi espalda hasta los tobillos estaba húmeda: nos encontrábamos sobre nubes.


Una pequeña sombra se dibujó a unos metros por delante de mí y empezó a crecer a gran velocidad. Me quedé mirando con los ojos muy abiertos y estáticos sin poder evitarlo, por lo que me sentí estúpida como un gato. Era uno de esos a lo que yo había llamado pájaro, que descendía desde lo alto. Se posó sobre las nubes con mucha delicadeza, rozándolas con los pies descalzos, como si las acariciara suavemente. Su piel era muy negra, al igual que sus alas, y su mirada, enmarcada por unas cejas finas y largas, reflejaba fuerza y elegancia.


- Vaya, así que te has traído a toda la tropa. - Le dijo a Yurena mirando tras de mí. Me giré: estábamos todos.


- Neyela, ¡Cuánto tiempo! - Zeus se acercó a nosotros hundiendo sus pesadas botas negras en el algodón de vapor. - ¿Dónde está Fayna?


- Durmiendo, supongo. Búscala. - Dirigiéndose luego a Yurena: - ¿Vamos?


-Claro. - Yure encendía un cigarro encogiendo los hombros mientras se dirigía hacia Neyela, su ángel, que acababa de volver a desplegar las alas. - ¿Te piensas quedar todo el día ahí sentada descubriendo qué pasa a tu alrededor? - Me dijo mientras guardaba el mechero. Me extendió la mano. - Levanta.


Quise preguntarle a dónde me llevarían, pero ya estaba acostumbrada a dejarme guiar por ella sin explicaciones. Le agarré la mano, y pocos segundos después aparecieron bajo nosotros varias sombras, como la de Neyela. Todos nuestros ángeles bajaron a la vez. Cada uno se acercaba a su protegido. Fayna y Zeus, Lesrel y Ema... Busqué a Natanael.


- Él nos espera ya allí, pequeña. - Dijo la ángel negra. Luego abrió los brazos, extendió más sus alas, cerró los ojos y bajo sus pies comenzó a aparecer un pequeño barco de madera, que quedó flotando sobre el suelo de nubes.


Subimos.

 

 

 

 

Un poco más lejos que lo real, un poco más cerca que el infinito.

Etiquetado en Narraciones cortas

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post